Un espasmo revive el vicio de mis manos, devuelve el ardor a la piel cauterizada por tus dedos, concede un vistazo a la vida imposible sin tu presencia.
El presente corteja los "hubiera". Beso el suspiro engendrado por el instante. Y una vez que el frio sepulta de nuevo los detalles, palpo mis labios con la lengua.
No hay rastro alguno de melancolía.
Aline S. Ruiz.
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